Son gruñones y viejos, llevan 56 años enfadados. Y odiarse mutuamente se ha convertido en su mayor placer. Idear nuevas maneras de ridiculizarse o ponerse en apuros es la clave de su relación y la salsa de sus vidas. Ni siquiera sus propios hijos conocen la razón. Ahora, van a tener un nuevo aliciente y un motivo de disputa: una atractiva viuda.