Es el año 1982. Nélida (68) vive junto a su nieto Ernesto (17) en el conurbano bonaerense. Nélida está terminando de poner la mesa para el almuerzo cuando Ernesto llega de la calle. El silencio es imposible de romper y sobrevuela la casa. La cara de angustia de Ernesto es evidente y su abuela trata de calmarlo con un gesto y unas palabras… por más que su mirada solo refleja impotencia y preocupación. Al día siguiente debe presentarse al Servicio Militar: ha comenzado la Guerra de Malvinas.