El ingeniero Gustavo trabaja en una secretaría de Estado. El oficial mayor lo presiona para que cambie un dictamen a favor de una empresa, pero es removida de su cargo aparentado que renuncia por motivos de salud. Su sucesor fue compañero de estudios de Gustavo y esto convierte al ingeniero en influyente a los ojos de todos. La empresa rechazada pide a Gustavo que interceda por ellos ante el sucesor pero él se niega. Los empresarios sobornan entonces a su yerno para que los ayude pero el ingeniero se niega a favorecerlo. Su gesto es apreciado por el ministro, y un hijo del ingeniero que había dejado los estudios asqueado de la corrupción vuelve a confiar en su padre