La Navidad llega a Los Angeles y un grupo de personas canta villancicos en la puerta de una casa. Tras el sonido de unos disparos, un hombre envuelto en sangre abre la puerta y, tras él, aparecen dos personas asesinadas. El equipo del NCIS descubre que este hombre era un antiguo miembro de la Marina que combatió en Afganistán y que dejó su puesto por problemas de ansiedad. Aunque todo apunta a que es el autor de los asesinatos, algunos detalles no cuadran. Tras continuar con la investigación, Callen y Sam descubren algo relevante sobre el pasado del sospecho. Paralelamente, Kensi acude a su psiquiatra para buscar alguna conexión con estas muertes.