Heidi disfruta de la sencillez y la libertad de su nueva vida. Habiendo sido obligada a la reclusión antes, le gusta correr corriendo jugando con las cabras y disfrutando de los placeres de la naturaleza. Ella se hace una cama de heno y explora su nuevo hogar, mientras que su abuelo Onji es ganado poco a poco por su risa, inteligencia y entusiasmo.