Pedro carga los hombros de Clara y conduce al pasto, acompañado por Heidi y la señora Rottenmeier; para la niña es todo como un sueño y los tres chicos pasan un día maravilloso, a pesar de la extrema negatividad de la señora Rottenmeier. Incluso el regreso de Pedro se ve obligado a llevar a Clara, que es bastante pesado siendo mayor que él, y llega a la cabaña de su abuelo agotado. Clara a pesar del hermoso día está muy triste porque se da cuenta de que es una carga para sus amigos, forzada a transportarla con fatiga por todas partes.