Los All Blacks de Nueva Zelanda se enfrentan a los formidables Lions británicos e irlandeses, algo que sucede una vez cada 12 años. Es un partido lleno de golpes que dejará fuera a uno de los veteranos del equipo que deberá pasar pruebas por posible conmoción cerebral. Bajo presión y con el partido en juego, las esperanzas recaerán sobre un inexperto jugador joven, recién salido del instituto.