Al borde del barranco, Miguel le dice a Mia que Celina la adora y ella se pasa el día humillándola como todos los de su familia; Mia llorosa le ruega que no le haga nada, Miguel la suelta diciéndole que nunca aplastó a una cucaracha y no empezará ahora. Tomas, creyendo que Miguel contó lo que le pasó a Diego, intenta golpearlo, pero Diego le dice que está en deuda con Miguel. Diego le pide a Miguel que por la noche lo acompañe al pueblo porque les dará una lección a los que lo golpearon. Mia le dice a Celina que no dijo nada en su contra pero lo malo fue que tampoco la defendió y le pide perdón, le dice que la necesita y la quiere mucho. Diego y Tomás se escapan de la escuela para ir al pueblo, pero llega su papá, quien molesto le dice que recibió una llamada anónima informándole lo que pensaba hacer y que se encargará de que el instructor sea castigado por encubrirlo.
