En el siglo XVII, las Islas Canarias vivieron un auge económico gracias a la exportación de vino de malvasía, especialmente a Inglaterra y las colonias americanas, lo que impulsó la prosperidad de la nobleza y el clero, y permitió el surgimiento de una burguesía comercial. Sin embargo, esta bonanza económica profundizó las desigualdades sociales, con las clases bajas luchando por sobrevivir en condiciones precarias. El capítulo explora cómo las familias adineradas adquirieron títulos de nobleza y privilegios, mientras que las clases bajas, incluyendo trabajadores y pobres, vivían en condiciones difíciles, enfrentando la explotación y la falta de oportunidades. Las rígidas estructuras sociales de la época también llevaron a conflictos y motines, reflejando las tensiones entre los intereses de los grandes propietarios y la población trabajadora.